Nadia de Klerk

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Sudáfrica Intern de YFU de Chile 2018

El año 2018 marca 10 años desde que llegué a hacer mi intercambio a Chile, Santiago, sin hablar una sola palabra de español para embarcarme en la aventura de mi vida. Conocí a las personas más increíbles a través de YFU Chile, mi familia chilena, los Zamoranos; personas que me recibieron con amor incondicional y paciencia en su hogar. Hermanas a quienes amo profundamente si no estuviéramos peleando por el baño, la ropa o incluso los chicos. Y los padres que me han amado incondicionalmente desde el día que puse un pie en su casa. Tener que decirles adiós fue uno de los momentos más difíciles de mi vida.
Hacer un año de intercambio en Chile me dio el tiempo y el espacio para descubrirme a mí misma, mis fortalezas, mis debilidades y, por primera vez, me atreví a soñar con el futuro. La cultura chilena me enseñó mucho sobre lo que significa amar. Los chilenos que conocí también se aseguraron de educarme acerca de sus tesoros culturales y nacionales, como Víctor Jara, Violeta Para, Pablo Neruda y Gabriela Mistral. También aprendí a bailar cueca con el tiempo, aunque no creo que pueda bailarla con el estilo y el ritmo de los chilenos. He viajado por este país más de lo que conozco a mi país, algo que debo corregir pronto realmente.
Saber de qué se trata YFU, el espíritu con el que nació, me hace recordar mi propia experiencia y la de Chile. Como una sudafricana que viene con una herencia fragmentada, contaminada por un sistema político, y viendo el mismo conflicto y dolor que aún prevalece aquí; me ha dado una perspectiva y una mayor comprensión de mi propia herencia, además de enseñarme sobre los mundos, tan diferentes de aquel en lo que yo crecí.
Diez años más tarde, hoy, nunca pensé que estaría escribiendo un testimonio para YFU Chile y haciendo una pasantía para la oficina. Estoy muy agradecida de que mi pasantía en la oficina de YFU me haya brindado la oportunidad de mejorar mi español. He ganado confianza de hablar en público aunque en un español un poco roto todavía. Estoy feliz con lo que aprendí y con la paciencia con que me guió la oficina.
Más que solo aprender el idioma, siento que los últimos meses han sido un redescubrimiento de mí misma y de Chile. Siento que ambos hemos cambiado. Santiago se ha convertido en una explosión de nuevas ideas, arte, innovación y culturas desde que yo estuve, o quizás he aprendido a abrir mi mente y mis ojos un poco más a lo que es posible.
Ahora, temo la eventual angustia que se avecina en el aeropuerto, pero hasta entonces, disfrutaré esta Navidad con mi papá de Sudáfrica que finalmente conocerá este hermoso país y la gente encantadora que he tenido el placer de conocer. Hasta entonces, disfrutaré el sol, el cielo, la música y el amor.”

Nadia de Klerk

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