“Nicolás tiene dos papás. Yo también tengo más mamás”, ese es el título que Antonia Ordóñez, pensó para el capítulo que escribió en nuestro libro Intercambios, 50 años en historias, el cual recopila diversos testimonios de ex alumnos de YFU Chile durante su primer medio siglo de existencia.
Hace sólo unas semanas Antonia tuvo la posibilidad de reencontrarse con su familia anfitriona de Dinamarca, en donde realizó su internship hace 9 años.
Durante este tiempo Antonia ha mantenido contacto constante y cuando les comentó sobre sus estudios en Europa, se abrió la posibilidad de un reencuentro.
Cuando estuvo en Barcelona pudo reunirse con su mamá anfitriona por muy poco tiempo, debido a que fue a esa ciudad por un viaje de trabajo. Un encuentro fugaz que alentó a coordinar otra instancia con más tiempo y tranquilidad. Sus padres anfitriones iban a pasar su aniversario de matrimonio en Italia y se dió la posibilidad de juntarse en Génova.
Todo reencuentro implica algunos nervios, ¿Todo será igual? ¿Cómo fluirá la conversación? ¿Seguiremos sintiendo el mismo afecto?, son preguntas válidas que todo estudiante de intercambio podría tener al momento de un reencuentro con quienes compartió un momento muy especial en su vida. Tanto las familias anfitrionas (padres y hermanos), como también los amigos y personas que se conocen durante el período de intercambio siempre tendrán un lugar especial en nuestros recuerdos y sentimientos ya que el contexto en que entraron a nuestras vidas es irrepetible.
Llegó el gran día y parecía que se habían despedido en Dinamarca hace sólo algunas semanas y no hace casi ya una década. El cariño y el interés por parte de la pareja de reencontrarse con su hija chilena estuvieron presentes durante todo el tiempo que compartieron juntos. No pararon de hablar de la familia, amigos, estudios, etc. La conexión seguía intacta y el cariño también.
El nexo con su mamá anfitriona, nos contaba Antonia, nunca se rompió, ya sea por redes sociales, más esporádico o más seguido, pero siempre se mantuvo el contacto y las ganas de saber la una de la otra.
Antonia nos comentó que fue un momento muy lindo y un regalo para darse cuenta de que, a pesar de todos los años que han pasado, nada ha cambiado.