Helene Rosenfeldt

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Dinamarca
Intern de YFU Chile 2018

“YFU me dió la oportunidad de empezar de nuevo, lo cual necesitaba desesperadamente. Es gracioso como a veces no te encuentras a tí mismo hasta que estás en el otro lado del mundo, en un ambiente completamente nuevo. Eso es lo que me pasó a mi cuando hice mi intercambio en Estados Unidos en 2013-2014, y eso es lo que me está pasando ahora siendo Intern en YFU Chile.”

Mi nombre es Helene (Rosenfeldt Pedersen), tengo 21 años, soy de Dinamarca y actualmente estoy haciendo una pasantía en YFU Chile. Fui de  intercambio con YFU a Kansas City, Missouri en 2013-2014, y ese fue un año que cambió mi vida. Desde mi intercambio he sido voluntaria en YFU Dinamarca, y he vuelto a Estados Unidos para visitar a mi familia anfitriona y amigos 4 veces.

Mientras trabajaba como voluntaria en Dinamarca, me presentaron a un nuevo grupo de personas, personas que no habían hecho su intercambio en los Estados Unidos. Cuando yo elegí ir de intercambio, para mí la única opción eran los  Estados Unidos, pero después de conocer  voluntarios que viajaron a países de Europa, Asia y Sudamérica, sentí que me había perdido algo. Sudamérica me atrajo, así que solicité una pasantía en Chile, la obtuve, renuncié a mi trabajo en Dinamarca y me subí al avión. Aterricé en Chile el 4 de agosto y me recibieron personas cálidas y serviciales (¡y excelente comida!) Tal y como lo imaginé.

Mis primeros días aquí fueron abrumadores, e incluso hoy en día estoy experimentando conmociones y dificultades culturales.

Dinamarca y Chile son extremadamente diferentes, por eso quise venir aquí en primer lugar. Algunas de las más grandes diferencias son la forma en que los chilenos administran el tiempo, la  puntualidad y la forma en que los chilenos manejan el espacio personal. Viniendo de Dinamarca, estoy acostumbrada a llegar siempre a tiempo y nuestros autobuses respetan los horarios. Además me gusta tener mi espacio personal. Estas cosas han sido un desafío para mí y, a veces, me han causado problemas en Chile; por ejemplo, cuando no doy un beso en la mejilla saludando a alguien, pero en cambio, extiendo la mano, algunos lo ven como si fuera fría y descortés. En algunos entornos esto puede ser muy incómodo porque estoy acostumbrada a la forma danesa en la que el espacio personal es importante,  y en Dinamarca, un apretón de manos es tan bueno como un beso en la mejilla. Pero estoy aprendiendo y adaptándome, y es por eso que me encanta estar aquí. Me encanta tener la oportunidad de experimentar de cerca la cultura chilena de una forma diferente a la de si solo estuviese aquí como turista.

Rápidamente me sentí  cómoda en Santiago, lo cual me sorprendió, porque solo Santiago tiene más ciudadanos que todo mi país. No me malinterpreten: el transporte público no es divertido con tanta gente, pero después de las primeras dos semanas esto se convirtió en mi rutina, y ahora es parte de mi vida diaria. He aprendido en qué extremo del tren debo abordar para que esté menos lleno, a manejarme por las diferentes líneas de metro y he aprendido dónde obtener el mejor café, sin importar en qué estación de metro baje. Y creo que eso es impresionante.

Después de dos meses en Chile, he aprendido mucho sobre este país, su historia y su cultura, pero por si eso no fuese suficiente, también he aprendido mucho sobre mí. Mi aventura aquí no ha sido la más fácil, pero estoy creciendo tanto como persona, que lo único que tengo es agradecimiento  para Chile y YFU Chile. En mis cortos 21 años, no creo que haya aprendido nunca tanto como en los últimos dos meses. Y pronto hablaré un cuarto idioma. Soy la persona más afortunada del mundo.

Helene Rosenfeldt

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