¡Hola! Mi nombre es Paula Rojas y me fui de intercambio con YFU Chile en los años 2018-2019 con 16 años recién cumplidos a un pueblo llamado Scottville, en el estado de Michigan, Estados Unidos.
Desde chica siempre supe que quería irme de intercambio, ya que mis hermanos también lo hicieron, pero nunca pensé que podría haberlo hecho tan joven. Busqué varias agencias con las cuales irme de intercambio, pero ninguna me convenció tanto como YFU. Mi profesora de inglés me contó que mandó a su hija con YFU de intercambio y yo dije, ¿por qué no? Así que decidí investigar más y todo lo que me ofrecían era perfecto para mí, pero nunca pensé que formaría parte de esta familia YFU de la que soy feliz de ser parte y donde conocí varias amistades que perduran hasta el día de hoy.
Yo describiría mi intercambio como una montaña rusa, con altos y bajos, pero que al final al bajarte de esta te sientes feliz de haberte subido y haber superado ese miedo. Fue una experiencia que me marcó de por vida de la mejor manera posible que hay y que volvería a repetir una y otra vez si fuera posible.
Estados Unidos como país es definitivamente muy diverso cultural y socialmente. No podría definirlo como uno solo, sino, como una mezcla de tradiciones y experiencias. Personalmente, dado que fui al Estado de Michigan, me encontré en un escenario más conservador, diferente a lo que estaba acostumbrada a vivir acá en Chile. Vivir con una familia norteamericana fue único, sentí que tenía más libertad y siempre salía con mi hermana gringa que en ese entonces tenía 17 y yo 16. Teníamos un grupo de amigos en común y siempre nos juntábamos a acampar, salir de compras, a tomar helado, esquiar, a la playa, a jugar fútbol, y hasta fuimos a Nueva York en nuestro spring break y lo pasamos demasiado bien.
Pero lejos lo más difícil para mí fue el tema de la comida. Es verdad que la alimentación norteamericana no es la mejor y me la pasaba comiendo hamburguesas, cuando acá en Chile estaba acostumbrada a comer comida más casera y más saludable.
Siento que el proceso de adaptación se me hizo bastante fácil, viví en dos hogares y en ambos lugares y escuelas fui muy bien aceptada por todos, al punto que después me sentía mal porque no tenía tiempo suficiente para juntarme con todos mis amigos! Pero claro, este tema es muy relativo y depende solamente de ti mismo.
Otra diferencia entre Chile y Estados Unidos (después de la comida) es la dependencia que obtienes a una temprana edad. Definitivamente el hecho de poder manejar legalmente a los 16, hace que ganes más autonomía, y al relacionarme con gente así, sentía que mi autonomía era cada vez más grande.
Durante mi intercambio aprendí a valorar más las cosas y la gente que me rodea. Hay que aprovechar al máximo el tiempo que tienes con gente que amas y lo más importante que aprendí fue a decirle que sí a todo. Lo encontraba medio absurdo y agotador, pero al ponerlo en práctica me di cuenta que las cosas son más simple de lo que aparentan ser. Aparte de todo el inglés que fue mejorando cada día más, que sé que me va a servir mucho en la vida universitaria y después cuando me desarrolle como profesional.
Mi consejo para los jóvenes que estén pensando en realizar un intercambio es: háganlo. Simplemente, háganlo… es grandioso tener todos los medios para hacerlo, y creo que a todos los que se les presente la oportunidad deberían hacerlo sin dudar. Claro, a uno le da miedo al principio y no cacha mucho lo que está haciendo, pero eso es lo más entretenido, ir a un lugar que no sabes cómo es, ni donde, pero sabes que YFU y tu familia anfitriona están ahí para apoyarte.