YFUers en tiempos de pandemia- Margarita Yancovic

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Siempre es bueno conocer las historias de miembros tan importantes como Margarita Yancovic, quien se ha vinculado a nuestra organización por más de 30 años siendo voluntaria, familia anfitriona o parte del staff de YFU Chile. En cualquiera de estos roles Margarita ha sentido un gran vínculo con la organización el cual sigue hasta la actualidad.

¿Cuál es tu vínculo con YFU?

Es un estrecho lazo que me ha acompañado gran parte de mi vida, experiencias que me han marcado y han sido muy significativas durante estos 30 años que me he vinculado con la organización.

Todo empezó en Chuquicamata, una tarde del mes de septiembre de 1991, bajo un clima seco y ventoso llegó a la agencia de viajes María Eugenia, representante de zona de YFU. Recuerdo que me miraba muy atenta mientras terminaba de atender a unos turistas. Ese día fue mi primer encuentro con la organización, hablamos de la importancia de entregar apoyo a los jóvenes, para hacer posible que vivan una experiencia de intercambio en otro país, como también del enriquecimiento para las familias anfitrionas y la comunidad al recibir a jóvenes extranjeros.

Me confesó que por razones de salud debía trasladarse a vivir a Santiago, solicitando que asumiera voluntariamente su cargo. No me fue fácil tomar esa decisión, considerando que tenía tres hijos de 14, 11 y 8 años y una pequeña de solo 3 años, además de ser la dueña de una agencia de viajes, lo cual llenaba prácticamente todas mis horas. Acepté el desafío, dispuesta a hacer  realidad el sueño de tantos jóvenes chilenos y extranjeros de vivir esta experiencia, incluyendo a mis hijos. Otra de mis motivaciones fue darles la oportunidad, a los chicos y familias que vivían en un campamento minero (Chuquicamata) en  el desierto de Atacama, de conocer el mundo más allá de sus fronteras, por lo que planifique mis tiempos para cumplir responsablemente las numerosas tareas. Así durante los primeros días de octubre recibí una carta de la Sra. Eliana Correa, directora de YFU Chile, confirmando mi designación.

 

Cuéntanos un poco de tu experiencia con YFU, ¿Cuáles fueron los aprendizajes más importantes?, ¿Cómo recuerdas esta experiencia?

Un soporte importante para un mejor desempeño en esta difícil, pero grata tarea, fue haber sido favorecida por el departamento de educación de la facultad de filosofía de la universidad de Chile, con una beca de intercambio del North Carolina and Chile Exchange Program por tres meses en enero de 1971. Vivir esta experiencia aun cuando fue un tiempo breve, resultó ser un gran apoyo en mi futura labor como representante de YFU.

Durante los 15 años que estuve en el cargo, aprendí que la comunicación, la tolerancia y el entendimiento son claves para lograr armonía con las personas, tuve largas conversaciones con jóvenes chilenos (as) y extranjeros (as), hablamos de sus miedos, de sus expectativas, de lo difícil que era para muchos de ellos entender, aceptar y valorar una cultura diferente. El vínculo con los padres naturales me hizo ver y comprender la dificultad que tenían la mayoría de ellos en aceptar que sus hijos se alejaran del hogar, como también las dudas de las familias anfitrionas en aceptar un joven extranjero en la intimidad de sus hogares.

Fueron muchas vivencias que dejaron huellas significativas en mi vida y en la vida de mis hijos, fuimos familia anfitriona en varias oportunidades, tenemos gratos recuerdos y muchas anécdotas de nuestros hijos e hijas internacionales. Mis dos hijos mayores y mi hija menor viajaron de intercambio a Estados Unidos, Australia y Alemania respectivamente, creando fuertes lazos con sus familias anfitrionas quienes también nos visitaron en nuestro país.

El año 2006 nos trasladamos a vivir a Santiago, vendí la agencia y dejé a una nueva representante. Continué colaborando como voluntaria hasta que recibí una oferta para postular al cargo de coordinadora outbound y fui seleccionada.

Siempre he guardado gratos recuerdos de mi paso por la organización, del incondicional apoyo que recibí de cada uno de los directores nacionales, de miembros del staff y voluntarios con los que compartí durante todos esos años. En Octubre del 2017 renuncié a mi cargo, sin embargo, continúo como socia activa de la organización e intermediaria en la gestión de pasajes aéreos para los estudiantes chilenos que viajan al extranjero.

 

¿Cómo crees que tu experiencia en YFU te convirtió en la persona y el profesional que eres hoy?

Una experiencia de intercambio entrega constantes aprendizajes, ayuda a ver la vida de otra forma, a adaptarse en otra cultura, a colaborar en muchas tareas, a atreverse a tomar decisiones propias, a reconocer la importancia de la puntualidad y el respeto por los demás, a tomar conciencia que con esfuerzo todo se puede lograr. Aún cuando mi intercambio no fue con YFU, aprendí en mi breve experiencia que luego de vivir como estudiante de intercambio tu personalidad cambia, te sientes más seguro y capaz de lidiar con los desafíos que la vida te presenta.  Mis 30 años con YFU fueron una experiencia muy enriquecedora,  aprendí a cultivar el trabajo en equipo, a ser más tolerante, a escuchar atentamente, a ser más paciente, a entender que todos trabajamos a ritmos diferentes, a liderar grupos de voluntarios, a ser más flexible y a comprender la visión de los coordinadores outbound de otros países. 

Gracias a YFU por todas las herramientas que hicieron posible desarrollarme como profesional  y superar los problemas que se presentaban tanto en mi vida personal como laboral.

 

¿Cómo ha impactado la pandemia en tu vida personal y en tu trabajo?

No ha sido fácil cambiar las rutinas de un antes a un después, lo que más me ha afectado ha sido la incertidumbre, el miedo que aun sin demostrarlo percibo en las personas, la angustia al enterarme de amigos que han padecido esta enfermedad, el desgaste emocional que me genera el sentirme confinada en un lugar sin la opción de decidir libremente mis actividades, el no poder compartir presencialmente con mis hijos, nietos y amigos.

Por otro lado, el confinamiento ha despertado mi creatividad, ha generado un cambio sustancial en mi comportamiento, creando grupos de apoyo hacia los más vulnerables, he aprendido a controlar los pensamientos que me generan ansiedad, he desarrollado hábitos más saludables, me he reconectado con amigos y familiares por medio de video llamada y reuniones por Zoom, me he concentrado en mis metas y proyectos personales, como aprender otro idioma, preparar nuevas recetas de cocina, participar en talleres literarios, escuchar música, disfrutar leyendo y escribir. Me he dado el tiempo para reflexionar, concentrándome en lo positivo, sin olvidar valorar y agradecer a mi familia y amigos, su apoyo incondicional en los momentos más difíciles de estos meses.

En relación a mi trabajo, afortunadamente desde hace 4 años he estado trabajando en casa, por lo que no sufrí grandes cambios, continué en modalidad de teletrabajo y reuniones por Zoom.

 

¿Crees que tu experiencia en YFU te preparó de algún modo para sobrellevar la pandemia?

Sin duda el haber vivido la experiencia de un intercambio estudiantil y haber trabajado por muchos años en la organización, me ayudó a desarrollar habilidades que me permitieron sobrellevar mejor esta crisis, rescatando aprendizajes para llevar a cabo mejores estrategias de adaptación y sobrellevar las dificultades que conlleva un encierro de muchos meses, la fatiga que provoca la incertidumbre y la desesperanza de esta compleja situación al no ver cumplidas nuestras expectativas de la llegada de una nueva normalidad.

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