Siempre había escuchado de los intercambios estudiantiles como “una experiencia que cambiará tu vida”, “una forma de abrirse a nuevas culturas” y “un año inolvidable”. En algún momento me cansé de escuchar y decidí aventurarme a vivirlo yo mismo.
El intercambio es mucho más que estas 3 frases, no es solo un año divertido o un año diferente, abarca cada ámbito de tu vida y los proyecta en un ambiente distinto, tus amistades, tu día a día, las personas y el mundo cambian alrededor tuyo, y al final, tú lo haces también.
Finlandia es un país muy desarrollado, son un pueblo que ha pasado por mucha lucha para llegar a donde están ahora. Su cultura, basada en la conexión con la naturaleza y el sisu (concepto Finlandés de coraje y valentía) es diferente a cualquiera cosa que me habría imaginado, y me encantó tener una familia que me invito a vivirla así como lo haría cualquier autóctono. Esquiar por el campo, ir al sauna, nadar en el agua bajo el hielo, son cosas que puedes esperar de un típico fin de semana finlandés.
Vivir con una familia que no es tu familia natural, y que probablemente no se parece en sus costumbres y tradiciones, es difícil al principio y a veces vas a necesitar esforzarte mucho para lograr establecer una relación cercana. Pero eso mismo hace que al lograrlo sea muy recompensante, sentir que tienes una familia al otro lado del mundo es genial. En mi caso, llegó un momento en el que me di cuenta que el esfuerzo y motivación de forjar lazos tenía que venir principalmente de mi parte, con el tiempo, le agarré tal cariño a mi familia anfitriona que me hizo sentir como si estuviera en mi misma casa y esa es lejos la mejor experiencia que puedes vivir en tu año.
Aprender el idioma fue una de mis prioridades desde el primer momento, no quería quedarme con los brazos cruzados conforme al idioma y usar solo inglés, así que estudié mucho y me encontré con que una vez que adquieres cierto conocimiento, el usar el idioma te hace aprender muchísimo más rápido que estudiarlo de libro. En particular, el idioma finlandés es bastante complejo y aunque supuso un desafío al principio, el hecho de poder empezar a desenvolverme fue tan reconfortante que empecé hablar en finlandés siempre que podía hacerlo, y de esta manera, aprendí aún más.
Culturalmente existe una diferencia enorme entre Chile y Finlandia, especialmente en el comportamiento de la gente. En Finlandia, todos parecen ser más callados y tímidos, pero una vez que conoces a la gente y formas lazos, te das cuenta que son muy educados, simpáticos e interesantes. Las actividades también son distintas, pues durante gran parte del tiempo hay que lidiar con bajas temperaturas y mucha nieve. Por suerte, los finlandeses se adaptan a estas situaciones fácilmente y te invitan a ver la belleza de cada estación del año en particular, pues es también divertido salir a esquiar, patinar y jugar en la nieve en invierno, y acampar, pasear y vivir la naturaleza pura en verano.
Creo que con lo que me quedo del extenso aprendizaje del año, es como aprendí a adaptarme y acostumbrarme a un país tan diferente, en especial, el hecho de que al final del año, justo antes de dejar Finlandia y pensar “es increíble como hace un año llegue a un país donde empecé una vida de cero, y me voy de aquí con grandes amigos, otra familia y experiencias y sentimientos que jamás olvidaré”, me di cuenta de que nunca había pensado que sería capaz de lograr ser feliz y sentirme como en casa en un lugar tan lejos del que estaba acostumbrado.
Si mis respuestas te generaron aunque sea, algo de interés, deberías definitivamente tomarte un año de intercambio, pues todas las emociones y momentos que sentí fueron mucho más intensos mientras los experimenté viviendo al otro lado del mundo, en un país que se quedará en mi corazón durante toda mi vida y que cambió la forma en que veo mi vida diaria, perteneciendo a una comunidad tan genial como es la de estudiantes de intercambio. Si has estado buscando una aventura para explorar el mundo y a ti mismo, esta es definitivamente una oportunidad que no puedes dejar pasar.